La diferencia entre los que valen y los que no.

viernes, 30 de abril de 2010

!No te quedes en el estudio para narrar los partidos! Por Dios!


El otro día estaba viendo el partido de la Champions League en TVE y no tarde mucho en darme cuenta de que algo raro estaba ocurriendo. Realmente, no descubrí América, puesto que la imagen iba casi diez segundos adelantada respecto a los comentarios de nuestro perenne Sergio Sauca. No estamos hablando del típico segundillo de rigor tan habitual en las retransmisiones deportivas, sino en un problema de coordinación entre imagen y comentario, cada vez más frecuente.

Pues bien, si generalizamos un poco caeremos en la cuenta de que la culpa de este desatino que impacienta a más de un espectador es la crisis. Las televisiones y las radios no quieren gastar dinero en largos desplazamientos y prefieren que el narrador se embuta en el estudio y comente el partido viéndolo por televisión. Es evidente que la coyuntura económica actual obliga a reducir los gastos al mínimo, sin embargo, comentar un partido de esta manera es casi un asesinato a la emoción del directo.

En este sentido, los forofos del fútbol y del deporte en general, buscan que el retransmisor les traspase toda la emoción que allí se está viviendo, es decir, que el espectador sienta más de cerca la pasión del juego. Sin embargo, con esto lo que se consigue es todo lo contrario: peor calidad del sonido, menos objetividad, sensación de lejanía con el acontecimiento, menos emoción trasladada y un largo etcétera.

No obstante, si nos ponemos muy exquisitos podría llegar a comprender esta fechoría en las retransmisiones de televisión. Pero, ¿la radio?. Se supone que el comentarista radiofónico representa mediante palabras lo que está viendo en un terreno de juego para que el oyente cree su propia imagen de la realidad, sin embargo, si el narrador del evento no está inmerso en esa realidad, ¿cómo va a conseguir transmitir la pasión de los hechos? Para eso que se quede cada uno en su casa, lo vemos por la tele y ya nos vamos creando nosotros nuestros propios comentarios.

Los periodistas deportivos, y especialmente los narradores deben aportar un matiz de subjetividad y de emoción que difícilmente se puede lograr si te encuentras alejado del propio acontecimiento en cuestión. Por tanto, que los medios reduzcan presupuestos de sus programas menos afortunados y se centren en dar un trato respetable a aquello que se lo merece. Ya solo nos faltaba que hubiera un atentado terrorista y que los periodistas se quedaran en su casa para cubrirlo...

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